El pasado Jueves Sam Peckinpah habría cumplido 94 años. En honor al aniversario del maestro, hoy vengo a hablaros sobre la que para mí es su mejor película, una magnífica Road-Movie con una pátina de Western y un espléndido Warren Oates encarnando a su protagonista: Quiero la cabeza de Alfredo García, una cinta que, como diría mi padre, es de esas películas en las que muere hasta el apuntador. Ciertamente en este film hay muerte por doquier, eso por no hablar de venganza, odio y traición, pero sin ensañamiento ni la crueldad a la que estamos acostumbrados hoy en día: se trata de algo más lírico por así decirlo. De hecho, hay una escena que me sirve perfectamente para ejemplificar esto.
El momento al que me refiero es un "extraño"
intento de violación. Digo extraño porque el violador, en un explícito intercambio de bofetadas y miradas con su víctima (la novia de Bennie, nuestro protagonista), no se ve capaz de consumar el delito, de modo que finalmente es ella quien decide seducirle. Recuerdo que, cuando la ví por primera vez, me quedé atónito porque no veía el sentido de esa escena tal y como estaba planteada. Pero, gracias a los revisionados, puedo decir que finalmente logre encontrárselo. Por cierto, no sé si os habéis fijado pero el andoba en cuestión es el cantante Kriss Kristofferson (sí, el mismo que años después sería quien encarnara a Abraham Whistler en las películas de Blade).
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