El mito del vampiro es uno de los que más vecés ha pululado por las pantallas de cine. Los chupasangres y el celuloide han sentido una admiración mutua que llegó a su climax cuando Iván Zulueta convirtió a la propia cámara en un vampiro. Pero antes y después los vampiros tuvieron otras caras y otras formas, principalmente la de su miembro más conocido, el conde Drácula. Entre mis versiones favoritas de esta criatura se encuentra la que vemos plasmada en El Sicario de Dios, un apreciable entretenimiento basado en el manga coreano Priest. La película de Scott Stewart (Legión) golpea con fuerza en todo momento a base de escenas viscerales, como el prólogo de animación que hoy vengo a compartir con vosotros.
Esta breve pieza animada es obra de Genndy Tartakovsky, conocido por sus trabajos en series como El laboratorio de Dexter, Samurai Jack o Star Wars: Clone Wars, algo que no pasa desapercibido durante sus tres mimutos de duración. Según yo lo veo, es de los mejores momentos que nos regala esta cinta ya que nos muestra con pelos y señales como fue la guerra entre humanos y vampiros que asoló el mundo durante tantos años. Solamente por este segmento animado ya considero que merece la pena echarle un vistazo, tanto si eres fan de los vampiros como de la animación a grosso modo:
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