Todo lo bueno tiene que acabar en algún momento, y este SEFF´2017 ya ha llegado a su fin (o al menos para mí, ya que todavía quedan algunas películas programadas para el día de hoy). Yo me despedí de el con dos películas ayer: Por un lado Loveless, del cineasta ruso Andrey Zvyagintsev (Leviathan), y por otro lado tuvimos el plácer de asistir a un pase muy especial de la cinta francesa Un Vie Violente, la cual competía en la Sección Oficial.
El Viernes empezó igual que el Miercolés: con una carrera contrarreloj para llegar a tiempo y conseguir una buena posición en la cola de acceso a la sala. Al final fuí de los últimos en entrar, pero al menos esta era bastante grande, por lo que no tuve problemas para encontrar un buen sitio.
La primera que vimos fue Loveless (traducida aquí como Sin Amor), un drama ruso que consiguió el Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes. La trama gira en torno a una pareja que se encuentra en pleno proceso de divorcio y que al mismo tiempo esta rehaciendo sus respectivas vidas sin tener en cuenta a Alyosha, su hijo de doce años. Ninguno de los dos le presta la más mínima atención, hasta que repentinamente el niño desaparece.
Os advierto que, pese a ser una película muy buena, resulta también una experiencia absolutamente demoledora, y no lo digo porque sea una película excesivamente pausada o compleja, sino porque te deja un malestar terrible en el cuerpo. Al igual que en su anterior película, Zvyagintsev se luce mostrandonos la peor cara de la sociedad rusa y creando unas panóramicas que, a parte de estar muy elaboradas, sirven para esclarecer aún más la crueldad que hay detrás de un divorcio (la mejor de todas es aquella en la que el jovén Alyosha, interpretado por Matvey Novikov, se desmorona mientras escucha escondido una de las muchas discusiones que tienen sus padres). A parte de eso, la actriz principal, Maryana Spivak, está sublime y me gusta mucho como la cinta evoluciona al thriller en su segunda mitad.
8/10
Para ver la siguiente tuve que esperar un buen rato, y para colmo aguantar un retraso de casi veinte mínutos en la cola y con un agujero en el estómago más grande que el Santiago Bernabéu (bueno, al menos esta vez si era el primero). Cuando al fin entramos en la sala, todos nos llevamos una sorpresa mayúscula: El director de Un Vie Violente, Thierry de Peretti, apareció sin previo aviso para presentarnos la película y comentarnos lo contento que estaba por encontrarse aquí, en el Festival de Sevilla. Trás este momento, comenzó la proyección.
Se trata de un drama criminal a cerca del movimiento independentista corso durante la década de los noventa y que también pasó por el Festival de Cannes este año, dentro de la quinzaine de réalisateurs. Su protagonista es Stéphane, un jovén que decide volver a su Córcega natal para asistir al funeral de un antiguo amigo que también pertenecía al movimiento como el. Durante este viaje recordará como fueron aquellos días en los que cambió la delincuencia por la radicalización política.
Seamos francos: no es buena, es buenísima. Se trata de un thriller fascinante, envolvente, y de rabiosa actualidad que esta destinado a convertirse en un referente dentro de su género con los años. También demuestra una grán ambición, tratandose de igualarse a otras maravillas del género criminal como Gomorra, Un profeta, o El padrino, y a la vez el grán talento de su director para desplegar un poderoso sentido del lugar, tanto que lo acaba convirtiendo en un personaje más de la película. En serio, si podeis teneis que verla, os aseguro que no os arrepentireis.
9/10
Y esto ha sido todo. Mi balance general de este SEFF es bastante positivo. He visto una grán variedad de películas, he conocido a gente maravillosa, y también he conseguido ampliar hacía nuevos horizontes el futuro de este blog, el cual volverá a cubrir la próxima edición del Festival el año que viene. Ahora solamente queda ver cual es el resultado del palmarés y rezar para que Les Gardiennes y Un vie violente, mis favoritas de la Sección Oficial, se lleven algo.
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