En Brooklyn, un solitario camarero rescata a un cachorro de Pitbull de un cubo de basura. Sus problemas empiezan cuando aparece el dueño del animal, un hombre con problemas mentales que, además, está involucrado en una conspiración criminal que se planea en el bar en el que trabaja el camarero.
Todos los relatos de Dennis Lehane evocan de algún modo los aspectos más sordidos y característicos que definen al ser humano, y la entrega no es precisamente la excepción. Hablamos de una obra sumamente recomendable, adaptada por el propio Lehane (uno de los mejores exponentes del género noir post-modernista) y que rebosa una violencia e inusitada complejidad, ambas sutilmente camufladas mediante una elegancia estética y una modestia narrativa bastante humilde que enamora a partes iguales e irremediablemente al espectádor. Además, no podemos ovidarnos de James Gandolfini: Aquel que fuese una vez el famoso Tony Soprano, se despidió con esta cinta de la vida dejandonos para el recuerdo una interpretación de bastante calidad, solamente eclipsada por el innegable talento del británico Tom Hardy y la belleza fatalista de la sueca Noomi Rapace.
Por lo demás, creo que al menos es una de esas cintas que se merece una oportunidad, la única que te hará falta para saber que oculta realmente esa enigmática entrega del título y que, seguramente, jamás olvidarás.
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