Escandinavia, 793 A.D. Ragnar Lodbrok es un guerrero vikingo que vive apaciblemente como granjero bajo el póder del líder de su clan, el conde Haraldson. Pero Ragnar quiere destacar por encima del resto y convertirse en una leyenda. Su mayor obsesión es viajar más allá del mar y descubrir las tierras que se encuentran al oeste, lugar donde todos afirman la inexistencia de cualquier pueblo o tierra alguna. Con el apoyo de su hermano Rollo, liderará a un grupo de fieles guerreros y emprenderá uno de los viajes más peligrosos de toda su vida, teniendo no solo que luchar contra innumerables reyes y guerreros rivales, sino contra un enemigo aún peor que todos ellos: El mismo.
A partir de esta premisa se desarrolla una épica historia de aventuras, tan intensa y veraz como pocas. A fin de cuentas, su creador es Michael Hirst, creador de la famosa serie histórica los tudor. Aquí, al igual que en la serie protagonizada por Jonathan Rhys-Meyer, Hirst nos presenta de manera inteligente a una serie de personajes y hechos fielmente constatados de manera directa, en esta ocasión con la historia del pueblo vikingo. A partir de ahí, nos muestra de una manera totalmente realista como era su forma de vida, sus costumbres o política, y sus técnicas/maneras de combatir (las cuales lucen espectacularmente en varios capítulos a lo largo de toda la serie), contandonos a la vez una formidable y adictiva historia de honor, lealtad y traición, mucha traición, donde además el misticismo de sus creencias convergen muy bien con el desarrollo de algunas situaciones.
El ritmo de la serie resulta muy ligero y consigue hacer la duración de los capítulos tan corta que necesitas urgentemente ver otro para poder satisfacer tus ganas. A su vez, cuenta con una gran tensión que se palpa en varias escenas y algunos aspectos, como la fotografía de John S. Bartley, que consigue mantenernos cautivados y trasladarnos completamente al centro de la acción. Esto en parte también es gracias a un guión muy elaborado por Hirst y con algunos detalles realmente remarcables, tales como la introducción de algunos momentos de humor para aliviar la palpable tensión antes mencionada.
Resultan muy memorables las interpretaciones en terminos generales. Creíbles y viscerales a partes iguales, los actores y actrices consiguen empatizar con el espectador a través de su personajes. Travis Fimmel como Ragnar Lodbrok, Katheryn Winnick como Lagherta, o Clive Standen como Rollo conforman un trío protagonista muy competente y bien aderezado por una corte de secundarios a cada cual más memorable. Algunos son el alocado y rádical Floki, interpretado por Gustaff Skarsgard, el fraile pervertido por las costumbres vikingas Athelstan, interpretado por George Blagden, o algunos personajes más ambiguos como el ambicioso rey Ecbert, interpretado por un solvente Linus Roache, o un pasional Gabriel Byrne como el conde Haraldson.
De las 4 temporadas realizadas, la primera es excelente en todos sus aspectos si tu intención es engancharte a esta maravillosa serie.
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