Como viene siendo habitual por estas fechas, este pasado fin de semana tuvo lugar en Sevilla una nueva edición del Mangafest, un gran evento sobre cultura japonesa y ocio en general el cual se celebra desde hace tiempo en la capital hispalense, más concretamente en el Palacio de Congresos y Exposiciones, un recinto que alberga varios pabellones donde pueden encontrarse todo tipo de puestos y zonas ya sean para pasar el rato con los colegas, asistir a una charla o hacer algunas compras. Yo hacía tiempo que no asistía pero este año mis amigos me propusieron ir y claro, no pude rechazar su oferta.
A diferencia de Sevilla Ficción (el otro evento al que asistí este año y también era sobre cosas relacionadas con películas, cómic, etc), para entrar en el Mangafest hay que hacer cola, una bastante larga todo sea dicho; los sábados suele ser el día de mayor afluencia, vienen personas de todas partes, no solo de Sevilla sino también del resto de Andalucía. Pasado un rato, por fin se abren las puertas y a duras penas consigues entrar en el Palacio de Congresos. Ya dentro, te encuentras en un sitio enorme donde, como decía más arriba, hay de todo: puestos de comida, para comprar, zonas de talleres y exposiciones, etc. Luego hay otro pabellón, el cual se supone (o al menos yo lo recordaba así) suele albergar un montón de consolas y recreativas para jugar, pero cual fue mi sorpresa al descubrir que donde solía haber muchas de ellas ahora solamente había unas pocas porque la mayor parte del espacio lo ocupaban más puestos para hacer compras y algún que otro stand de compañias.
Esta es quizas una de las mayores pegas que yo le pondría, el tema de como se había organizado el espacio, igualmente eso no impidió que mis amigos y yo nos lo pasaramos en grande. Por lo pronto, lo primero que hicimos fue ver una exposición de láminas y bocetos de Blasphemous, un videojuego de acción y plataformas de Metroidvania desarrollado por el estudio español The Game Kitchen que por su estética medievo-tenebrosa recuerda mucho al Dark Souls. Luego echamos un rato largo en las recreativas donde probamos un simulador de vuelo de Star Wars, el cual da la impresión de que estás pilotando un verdadero caza estelar, y una máquina rollo pong pero con un par de tíos lanzándose un frisbee en lugar de las clásicas barras y la pelota. También pude probar el aclamado Sekiro: Shadows Die Twice, al cual no le pude dedicar mucho tiempo pero lo que jugué me moló bastante. Tras eso, fuimos a comer algo e hicimos algunas compras. Yo aproveché para pillarme tirada de precio Sámurai Champloo de Shinichiro Watanabe en el stand de Selecta Visión, aparte de una taza y un poster en otro que también molan mucho.
A su vez, dando una vuelta vimos un montón de curiosidades, como un puesto donde hacían impresiones en 3D de figuras a las cuales se le podía insertar la cara del cliente, otro donde vendían réplicas de espadas de películas (entre ellas la que porta el personaje de Viggo Mortensen, Aragorn, en la trilogía de El Señor de los Anillos) u otro donde vendían giratiempos y chocolate Willy Wonka.
Finalmente, sobre las siete y pico nos marchamos, despidiéndonos del Mangafest hasta Diciembre de 2020. Por lo general el día no estuvo mal, hubo un ambiente muy distendido e hicimos varias cosas chulas. Si vuelvo el año que viene, espero pasarmelo tan bien como lo hice este finde.
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