- AKIRA (Katsuhiro Ōtomo, 1988). Considerado de culto
dentro de la animación y la ciencia ficción, su influencia y repercusión ha conseguido mantenerse a lo largo del tiempo. Ahora, 32 años después de su estreno, Selecta Visión reestrena el clásico de Katsuhiro Ōtomo en cines para que las nuevas generaciones puedan descubrir este anime. Yo ya lo conocía, es una de mis películas de animación favoritas, por eso cuando lo supe me hizo mucha ilusión y me propuse verla en pantalla grande. Dicho esto, puedo aseguraros que es de las mayores experiencias que he vivido en un cine este año. Habré visto Akira infinidad de veces y nunca deja de sorprenderme lo preciso que fue Ōtomo en su descripción del futuro. Ambientada en Neo-Tokyo, una megalópolis que como la Gotham de Batman o Los Ángeles de Blade Runner es un personaje más de la película, en ese escenario postapocalíptico las calles de la ciudad están tomadas por manifestantes (que usan las señales de tráfico a modo de escudo como en las protestas de Hong Kong), hay toque de queda, por no hablar de que el cuerpo de Akira fue escondido debajo del estadio donde se iban a celebrar los Juegos Olímpicos de 2020. Todo esto es una desafortunada coincidencia, pero adquiere un nuevo significado cuando nos damos cuenta que más que profético, Akira parece haber tomado inspiración de otras tragedias del pasado como los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, así como cuando Japón fue la anfitriona de los Juegos en 1964. Aclarado esto, y sin haber leído el manga en que se basa, he de decir que me parece una película de ciencia ficción única en su concepción. Al igual que otras producciones del mismo tipo como la anteriormente citada Blade Runner o Ghost in the shell, es tan exigente como disfrutable, tanto por su impactante historia como por su impecable e imaginativo estilo visual (¿quién no ha soñado alguna vez con tener la moto de Kaneda?). Un detalle que me encanta de ella es la expresividad corporal de sus personajes, es algo muy exagerado y característico de la animación japonesa que me hace mucha gracia. Un fenomenal trabajo de su equipo que se ganó a pulso el título de culto.
- WOLFWALKERS (Tomm Moore & Ross Stewart, 2020). Sin hacer mucho ruido, estos días se ha estrenado en Apple TV una de las mejores películas del año. Tomm Moore es la cara visible de Cartoon Saloon, una productora de animación con sede en Kilkenny (Irlanda) que ofrece servicios de ilustración, diseño, cine y televisión. El estudio es mejor conocido por sus largometrajes de animación El secreto del libro de Kells (2009) y La canción del mar (2014), que le valieron a Moore sendas nominaciones al Oscar en la categoría de Mejor largometraje animado. Wolfwalkers, su nuevo trabajo, ha sido mi primera toma de contacto con el cine de este hombre y no podría haber quedado más satisfecho con ella. Situada en Irlanda durante el siglo XVII, los habitantes de un poblado contratan los servicios de un cazador de lobos, al que da voz Sean Bean, y su hija Robyn, (con voz de Honor Kneafsey), para erradicar a las terribles bestias que les impiden continuar con su expansión urbana. Así es como Robyn conoce accidentalmente a la wolfwalker Mebh (Eva Whittaker), un humano con la capacidad de convertirse en lobo, y a su manada. Ella le abre los ojos a la verdad y juntas se embarcarán en una misión para detener a los habitantes del pueblo y proteger el bosque. La película es profundamente irlandesa, empezando por el acento de los personajes (recomendable verla en versión original para apreciarlo). Algunos expertos no temieron señalar el paralelismo de Wolfwalker con La Princesa Mononoke y la comparación no anda desencaminada porque comparten temáticas similares y recurrentes, como el miedo a lo desconocido, así como la conciliación de la naturaleza y la humanidad. De todos modos, esta tiene suficiente entidad propia para desmarcarse de ella y cuenta con cierto toque artesanal que se echa de menos en más producciones animadas. Un último apunte: tened a mano Kleenex cuando la veáis porque es muy probable que terminéis llorando con ella. En resumen, Wolfwalkers es una película encantadora, emocionante y reflexiva que está destinada a convertirse en un clásico animado.
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