- Guión: Ed Brubaker
- Dibujo: Sean Phillips- Color: Elizabeth Breitweiser
- Formato: cartoné, 128 páginas.
- Sinopsis: Cuenta la historia de un joven forzado por una entidad demoníaca a matar malas personas después de intentar suicidarse y esta evitarlo.
Si la literatura y el cine han conformado el imaginario colectivo del género negro, el cómic ha sabido beber de ambos para generar una rica iconografía propia. Uno de sus mayores exponentes es Ed Brubaker, quien conforma con el dibujante Sean Phillips un excelente dúo creativo. Desde que se conocieron en 1999, dentro del recientemente fallecido sello editorial Vértigo con la serie limitada La escena del crimen, han trabajado juntos en más de una ocasión. Con Kill or be killed, el tándem Brubaker/Phillips se adentra en el mundo de los justicieros.
Leyendo este primer volumen de Kill or be killed se me vienen a la mente muchas referencias, desde las películas de la Cannon protagonizadas por Charles Bronson hasta los cómics del sello Marvel Knights, pasando por El club de la lucha. Pero lo más importante es esa reflexión acerca de cómo es posible saber hasta dónde una persona es mala y merece esa "justicia". ¿No puede ser que una persona haya sido malvada pero se haya reformado? ¿Cómo puedes saber qué hace cada persona o qué piensa? Eso le sucede a nuestro protagonista, que tiene que encontrar a sus víctimas, pero no está seguro de quién debe ser su objetivo. La fuerza de la historia, por lo menos en este primer tomo, recae de tal manera sobre el personaje principal que nos importa más cómo este y los de su alrededor se desarrollan que los debates morales que la obra pueda presentar. Y luego está el componente "sobrenatural", ese toque especial que le da Brubaker para diferenciarlo del resto. Según yo lo veo no es más que una excusa para plantear la historia que quiere contar, pero quién sabe: tal vez cobre mayor importancia cuando haya avanzado la trama.
Tratándose de Sean Phillips, no es de extrañar que el apartado gráfico sea una maravilla. Su narrativa acompaña perfectamente al guión usando planos muy "cinematográficos" y valiéndose de ciertos recursos, como hacer una ilustración a página completa, dejando un margen en blanco en el extremo exterior de la hoja para el texto. A Elizabeth Breitweiser, habitual colorista del artista, tampoco puedo sacarle ningún fallo; emplea colores muy llamativos, consiguiendo crear atmósferas en las que sentimos el viento, el frío (la obra transcurre principalmente en una Nueva York nevada), incluso la opresión de la soledad.
Al final, entre una cosa y otra, este primer tomo de Kill or be Killed termina dejándote sensaciones bastante positivas. Un comienzo muy prometedor que augura un desarrollo sólido de sus personajes y un viaje a los infiernos que jamás olvidaremos.