No se me ocurre mejor manera de retomar esta sección (la cual tengo algo abandonada) que hablar sobre uno de los mejores juegos de la pasada generación y, si me apuras, de todos los tiempos.
Max Payne 3 es un shooter en tercera persona, ni más ni menos, pero a diferencia de la mayoría de Third-Person shooters es uno muy bien pensado, genialmente diseñado y mejor ejecutado (a fin de cuentas sino fuera así estar disparando durante las 10 horas que dura la campaña sería algo realmente tedioso). Este conserva todos los elementos que hicieron grande a la saga, pero añadiendo un nuevo giro a su historia argumental: en el juego encarnaremos a un Max jubilado, cansado de la corrupción que lo envuelve y más cínico que nunca, quien tendrá que lidiar con una situación que lo supera. Si a eso le agregamos el exótico escenario donde transcurre la acción del juego y muchos tiroteos a cámara lenta tenemos una combinación explosiva.
Otro detalle a tener en cuenta del mismo es que no hay un solo corte para que el juego pueda cargar. Hay una trampa detrás, está claro, y es que las cargas entre nivel y nivel se hacen durante las cinemáticas, siendo éstas una pieza clave para el desarrollo de la historia. Escenas bien dirigidas y actuadas que te introducen en los problemas de Max a las que sólo se les puede achacar un problema que Rockstar lleva demasiado tiempo cargando a sus espaldas, el del doblaje. Pero vamos, eso es un detalle insignificante comparado con el resto de virtudes que tiene.
Sin duda Max Payne 3 es un juego que merece ser exprimido, no ya por lo atractivo de su historia, el modo arcade y multijugador, sino porque las mecánicas se prestan abiertamente a ello. Una propuesta tan desafiante como adictiva que, si te gustan los juegos de acción, no deberías obviar.
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